Trabajo nuevo, vida nueva... en Kinshasa

Retomo una vez más el blog, tras otro largo silencio de los míos.

Llegué a Kinshasa el martes 2 de marzo para empezar un nuevo trabajo. Pero de eso ya hablaré en su momento, por ahora sigo aterrizando.

De momento no tengo fotos. De hecho, me doy cuenta ahora de que aquí lo tendré difícil en este sentido porque, en teoría, en el Congo está prohibido fotografiar cualquier espacio público, al menos que yo sepa en las ciudades, y Kinshasa no es otra cosa que ciudad (a diferencia de Kisangani o Goma, vecinas de selva y lago respectivamente).

En fin, en cualquier caso me propongo empezar una nueva serie de comentarios sobre lo que vea por aquí, a ver si lo consigo. El de hoy puede ir sobre la "soirée kinoise" que tuve ayer (el gentilicio informal kinois imagino que viene de "Kin", abreviatura familiar de Kinshasa). En realidad salimos con la única intención de tomar una cervecita de fin de jornada y semana laboral (que es como suelen empezar las buenas juergas), pero lo uno llevó a lo otro y, después de tomar la segunda en la cité -parte popular de la ciudad de Kinshasa-, con cabri -carne de cabra troceada y asada a la brasa- y chikwanga -pan de mandioca, de aspecto similar a la patata cocida-, decidimos ir por la última a un bar de copas algo más sofisticado. Y allí encontré lo que no esperaba, siendo sólo el tercer día desde mi llegada y mi primera salida social. El lugar no era muy grande, pero el ambiente y la música sí lo eran. De los blancos no había mucho que decir porque eran tan anodinos como de costumbre, pero entre los locales había varias figuras que podían inspirar a cualquier escritor avispado. Las que atrapaban más la vista eran las chicas de alterne, impresionantes en belleza y estilo. Un fotógrafo se hubiera puesto las botas (artísticamente hablando) sin mucho esfuerzo. Y de la música, no sé si sabré abarcarlo todo. Una banda con instrumentos de cuerda, viento, congas y batería, animada por músicos que yo consideré dignos de los mejores escenarios. Tocaron un repertorio muy bien seleccionado de blues, soul, son cubano y algo de salsa. Cada tema me parecía mejor que el anterior. No tenía nada que ver con esas versiones de bandas de segunda que recuerdan mecánicamente al original; estos músicos rehacían las piezas y sonaban como si fueran suyas. Se tiraban con cada pieza un buen rato, haciendo variaciones con cada instrumento, solos de gran calidad. Y terminaron pasando de un tema de salsa, de forma casi imperceptible, a un ritmo congoleño que me pareció más rico que nunca. Al salir de allí me parecía venir de un gran banquete musical. Y por lo visto aquí no es raro. Si eso es verdad, esto promete.

4 comentarios:

Victoria Martín dijo...

Me dan ganas de ir a verte... Sí que promete. Y sobre las fotos, siempre podrás hacer retratos de tus amigos, ¿no?

Cuéntanos cuando empieces el trabajo.

Besos,

Viki

AGUSTIN MARTIN dijo...

te he encontrado por casualidad, y ha sido un descubrimiento... te deseo lo mejor, esas tierras y en tu trabajo.
un beso enorme desde zaragoza, de un tabuenquino que te sigue.

agustin martin chueca.

mario dijo...

cuenta mas, cuenta mas cosas de kinshasa me parece lo mas exotico del mundo, yo vivo en clama chile

mario dijo...

cuenta mas, cuenta mas cosas de kinshasa me parece lo mas exotico del mundo, yo vivo en clama chile